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martes, 15 de julio de 2014

El territorio interior


Acabo de leer la novela del poeta francés Yves Bonnefoy que lleva este título y constituye sobretodo un recorrido por el arte toscano del Renacimiento, de la pintura de Paolo Ucello a la de Nicolas Poussin, pasando por la de Piero de la Francesca y la de Leonardo da Vinci, la escultura de Michelangelo y la arquitectura de Palladio, pero que desde su Tours natal llega hasta Venecia, Roma y Delfos, y salta por medio de la fotografía hasta la India, el desierto de Gobi y el Tíbet, brindando una bella reflexión sobre el arte, la vida y el viaje, real o en sueños, y la búsqueda de la belleza y la perspectiva en su sentido más amplio y profundo, y hace de su lectura otro placentero viaje y nos hace recordar la grandeza de unos artistas, conocidos o anónimos, y su trascendencia más allá del horizonte de su tiempo y espacio.  Pero esto es el arte al fin.

©Joan B.Fort Olivella

Atlixco, 15 de julio de 2014.

martes, 5 de junio de 2012

Décimas a la oda


Bendita composición.
Los poetas te adoramos.
Otra cosa es que sepamos
Darte un ritmo sabrosón,
las palabras, los encajes
que definan los paisajes
con el tono adecuado,
sin caer en lo trillado
lo grosero ni guasón.

Permitidnos alabar
sin llegar a ser pedantes,
pesados ni delirantes
y estar fuera de lugar.
Ayudadnos a encontrar
el ritmo que dé a tu pieza
toda la gracia y belleza
como tantos la encontraron
y con frecuencia la usaron
con la mayor agudeza.
En Grecia grandes poetas.
Píndaro para dar gloria
y merecida memoria
a dioses, héroes y atletas,
porque eran muy estetas.
Alceo a los guerreros,
y aguerridos arqueros.
Safo para el amor
por ser un gran cazador
y devoto de su eros.

En Roma Horacio brilló
loando al gran Augusto
en el tono y ritmo justo
y recompensa encontró,
y también como cantó
al campo y a la amistad
con gran efusividad.
Catulo a su Lesbia amada,
pero sufrida y llorada
hasta la saciedad.

Llegó el Renacimiento.
La oda volvió a vivir
y sacó a relucir
todo su lujo y portento
al compás del sentimiento.
En las cortes y palacios
y otros diversos espacios
franceses  e italianos,
británicos e hispanos
brillaban como topacios.

Y en mi tierra catalana,
Aribau y Verdaguer,
Maragall, Riba, Carner,
al ritmo de la sardana
le dieron su cara urbana.
También Bartra  y Pere Quart
se inspiraron en Mozart
para cantar con amor
a su patria con ardor
por tenerse que alejar.

©Joan B. Fort Olivella
Atlixco, 1 de junio de 2012

viernes, 20 de abril de 2012

A la beata Oda en el día de su onomástica

Beata Oda.
Los poetas te veneramos.
Otra cosa es que sepamos
dar con el tono adecuado,
las palabras, los pasajes
que definan los paisajes
sin caer en lo trillado.

Libradnos de ser pedantes,
pesados, delirantes
y estar fuera de lugar.
Permitidnos encontrar
el ritmo que dé a tu pieza
toda la gracia y belleza.

Te usaron en Grecia
Píndaro para dar gloria
a los dioses, héroes y atletas,
Alceo a los guerreros,
Safo para el amor.

En Roma les siguió Horacio
cantando al gran Augusto,
al campo y a la amistad;
Catulo a su Lesbia amada.

Spencer cantó a la reina,
Mellieb a María de Médicis,
y John Bryden lo usó
como una gran herramienta.

Sor Juana con celo;
Garcilaso a otro poeta,
 al poder de Cupido
y en liras de alto vuelo.

Ronsard y Víctor Hugo,
Manzoni y Tasso,
Neruda y otros autores
te usaron para cantar
a sus amadas y flores.

Y en mi tierra, Cataluña,
Aribau y Verdaguer,
Maragall, Riba, Carner,
Bartra y Pere Quart
para cantar con amor
a su patria y capital
con versos inolvidables
por su grandeza sin par.

©Joan B. Fort Olivella
Atlixco, 20 de abril de 2012