viernes, 12 de agosto de 2011

Sentimientos comunes

Apoyado en la baranda del balcón,
un viejo llora;
apoyado en la pared de su casa,
un niño llora;
apoyado en el alféizar de la ventana,
un hombre llora;
apoyado con los codos sobre un libro,
un chico llora:
el mundo es un valle de lágrimas.

Sentado en un  banco del zócalo,
un viejo canta;
sentado en un pequeño taburete,
un niño canta;
sentado, medio estirado, en la butaca,
un hombre canta;
sentado cómodamente sobre la tierra,
un joven canta:
el mundo es un coro desafinado.

De pie bajo un plátano corpulento,
dos viejos hablan;
de pie sobre la arena de la playa,
dos niños hablan;
de pie junto a la puerta del despacho,
dos hombres hablan;
de pie en medio de un corredor,
dos chicos hablan:
hablar es muy necesario.

Levantado la sucia y pesada azada,
un viejo grita;
levantando un maltrecho juguete,
un niño grita;
levantando el papel y la negra pluma,
un hombre grita;
levantando con las manos una pelota,
un chico grita:
el mundo grita y no se entiende.

Los hombres manifestamos los pensamientos,
los sentimientos,
las tristezas,
las alegrías,
los proyectos,
sacamos lo que llevamos dentro,
queda palpitando en el aire
un llanto, un canto, una palabra, un grito,
una interrogante para contestar,
una respuesta que no llega nunca.

Joan B. Fort Olivella
1975/2011


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