miércoles, 22 de mayo de 2013

Los poetas Dionisio Morales y Saúl Ibargoyen homenajeados en Atlixco

El III Encuentro Nacional de Poetas Atlixco La palabra escrita en el agua que se desarrolló en la Ciudad de México y en dicha ciudad del 16 al 19 de mayo tuvo como hecho más relevante la presencia y el homenaje que se rindió al poeta de Tabasco Dionisio Morales y al poeta de Uruguay pero nacionalizado en México Saúl Ibargoyen, a los que se concedió la Cédula Real de Atlixco de 1579, en un actos que contaron también con la presencia de escritores mexicanos tan destacados como los poetas Mario Bojórquez José Homero, Mario Calderón, Carlos Azar y Mariano Morales y el novelista René Avilés Favila.

El encuentro empezó el jueves en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes con la presentación del encuentro y de Antología Poética de Ricardo Pérez Quitt, director de la Casa de Cultura de Atlixco, Atlixco: la palabra escrita en el agua, que recoge poemas de poetas de Atlixco desde el siglo XV hasta la actualidad, de los poetas que participaron en el I Encuentro y de los que fueron leídos en la misma sala en el II Encuentro, con el agua como tema primordial.

El siempre combativo Saúl Ibargoyen dijo entre cosas que venimos del agua, que este libro es un cántico a la diversidad y que la poesía es un acto de libertad. Carlos Azar comparó la edición de poesía en Francia y México comentando que aquí lo difícil es publicar el libro, pero que te lean es imposible, y recordó unos versos del poema “Atlixco siempre” de su padre, el gran poeta y dramaturgo Héctor Azar. Y El acto terminó con el anuncio de la presentación el sábado de la Antología Poética ≠ Yo soy Poesía Joven de Atlixco y del 1r Concurso José Francisco Conde Ortega que se convocará en breve organizado por el Ayuntamiento de Atlixco y la Universidad Metropolitana de México, donde labora Carlos Azar.


El viernes por la mañana tuvo lugar en el precioso jardín del Rancho San José del arquitecto, escritor y pintor Javier Duhart el encuentro de poetas anfitriones y poetas huéspedes, que él mismo llamó aquelarre poético. 
Saúl Ibargoyen nos deleitó con algunos párrafos de su “Tango negro”, y otro tanto hicieron Dionisio Morales con el final de “El último canto del cisne”, José Antonio Durán comentando las enfermedades que a uno le aquejan a los 65 años y el joven Sergio Solís con sus “Mordidas digitales”.
El tenor Arturo Tecuatl y el pianista cholultecas Jonathan Cortés acabaron de amenizar la mañana con algunas canciones mexicanas y napolitanas y una rica taquisa hizo que nos fuéramos con un rico sabor de boca y de oído.


La entrega de la Copia de la Cédula Real de Atlixco de 1579 se realizó en el Salón de Cabildos del Ayuntamiento de Atlixco, con la presencia por primera vez en este año de una fuerte tormenta eléctrica en el exterior pero una cálida acogida en su interior.

René Avilés Favila se mostró emocionado y agradecido por haber recibido tan preciada presea hace un año y resaltó la visión poética que llena toda la obra de Dionisio Morales, incluso en su faceta de crítico de arte, que queda plenamente demostrada en una obra tan notable como Música para los ojos, donde repasa la obra de los pintores fundamentales de la historia contemporánea de México, desde Diego Ribera a Héctor García, o en los recados dedicados a Sebastián  o a Jesús Urbieta.


Mario Calderón, padre de nuestro maestro del Taller de Poesía de Atlixco Alí Calderón, resaltó la belleza barroca y la crítica social tanto de la poesía narrativa como de la novela de Saúl Ibargoyen, surgidas de la dura situación política vivida tanto en su Uruguay natal (1930) con la dictadura de Juan Mª· Bordaberry como en el México adoptivo (1976).

José Homero situó la obra de Dionisio Morales en una poética estrictamente mexicana que reflexiona sobre la existencia con ironía y que ha evolucionado de una primera etapa marcada por la naturaleza tabasqueña y su gran maestro Carlos Pellicer con obras tan relevantes como Las estaciones rotas y dádivas, a la más reciente que es como un retrato a lápiz de él mismo.
 

Finalmente el gran actor Carlos Bracho leyó algunos de los poemas más representativos del gran poeta tabasqueño homenajeado, como “El árbol”, “Corazón de obsidiana”, “El 10 de junio” o “Canción de primavera”, que según comentó el propio autor está inspirada en la invasión yanqui a Irán en 2003.

Ya en el Auditorio de la Casa de la Cultura Acapetlahuacan la primera actriz y cantante Cecilia Toussaint leyó con gran claridad y calidez un texto y poemas inspirados sobretodo en Atlixco y en el elemento que da origen a su nombre y riqueza que es el agua y uno de la joven Kalid, y acabó recordando que su bisabuelo fue atlixquense y cantando una canción dedicada al corazón que nos hace palpitar y vivir, levantando los aplausos del público que gracias a los abanicos con su efigie y tres poemas le dio y aguantó el calor y casi llenaba la sala.


El sábado por la mañana se desarrolló en el Restaurant Fragaria un fructífero Diálogo de Poetas mayores a Poetas Jóvenes con la presentación del libro ≠ Yo soy Poesía Joven de Atlixco, editado por el propio Fragaria /Casa de Cultura de Atlixco. Saúl Ibargoyen apuntó entre otras cosas que somos poetas porque los demás lo dicen, que viviendo en varias ciudades uno va construyendo su propia ciudad y que debemos levantar el verbo cotidiano, como lo hacen sobre todo Sergio Solís con “Los hijos del policía”, Kalid Ameyali Sosa Morales con “Qué escalofriante” o Mireya Belén Gómez” explicando su encelofatitis viral y los dolores que le ha provocado, cómo la ha superado y que observa y se deja impregnar por los sonidos, y en menor grado Juan José Briones en “El incendio interior” o María Fernanda González Villaseñor en “Vuelve a la realidad”.
 








Por su parte Rubén Márquez dijo que la poesía es una compañía necesaria, un diálogo con uno mismo que también nos hace sufrir, y aludió a las Metamorfosis de Ovidio para aseverar con el gran poeta latino que sólo los dioses pueden cambiar.
Mario Calderón les indicó los pasos a seguir y valoró el lenguaje natural de Sergio y Mireya, y Mario Bojórquez (Premio Aguascalientes) nos compartió la importancia de compartir, algunos poemas de su libro Y x K, que tiene en su casa un altar a Chochipili, dios de los poetas, pero que la escritura se hace en la soledad.


Por la tarde los poetas que quisieron leyeron sus poemas en el Salón de Cabildos del Ayuntamiento de Atlixco, entre los que destacaría por su fuerza “El vino” y “El desterrado” de Saúl Ibargoyen y las casidas de Mario Bojórquez
y el domingo por la noche otra tormenta hizo que la ópera de balcón que se debía realizar en la Vecindad Aguilar tuviera que hacerse bajo paraguas y sólo con algunos boleros mexicanos, pero que ya sentaron un buen precedente y se pretenden ir realizando en otros de los muchos y bellos balcones de la ciudad.

El balance de este III Encuentro es pues bastante positivo, a pesar de algunos problemas de organización, por la presencia de menos poetas invitados pero de gran calidad, que nos enriquecieron con sus experiencias y creaciones, y de estas jóvenes promesas que de seguro y así lo deseo llevarán el nombre de Atlixco muy lejos y a grandes alturas.

©Joan Fort Olivella
Atlixco, 22 de mayo de 2013

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