lunes, 25 de febrero de 2013

Cuando las fábricas hablan

El siglo XIX los ríos de México y de Cataluña vieron como aprovechando su energía se construían a su lado muchas fábricas y colonias textiles que dieron trabajo y vida a muchas familias, pero también causaron importantes transformaciones económicas y sociales, y el final del siglo XX como por los cambios tecnológicos, los problemas sindicales y la competencia de países lejanos como China muchas de éstas dejaron de funcionar y pasaron a la historia, pero nos dejaron un importante patrimonio industrial que en algunos casos se ha recuperado mediante museos, talleres o la memoria histórica.

Este es el caso de La Constancia Mexicana, la primera industria textil con energía hidráulica, que empezó a funcionar al lado del río Atoyac, a 5 km de la ciudad de Puebla, en 1835, que cerró en 1991, y que hoy ya ha quedado integrada en su tejido urbano y ha sido recuperada como Escuela de Bellas Artes y de cuyo taller de escritura ha salido el libro de 125 p. que comentamos, pulcramente editado en diciembre de 2012 por la Universidad Madero y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y que se presentó hace unos días en la capilla llena de público de dicha fábrica.

En el capítulo titulado “La Constancia Mexicana. Una idea hecha arquitectura” el arquitecto Luís Felipe García Serrano hace una recorrido por todas las partes de la misma (el caserío, la capilla, el jardín, la fábrica, el huerto) que nos permite imaginar de una forma clara como la misma arquitectura mostraba las diferencias sociales entre todos los que allí vivían y trabajaban.

Breves pero de un gran interés histórico son la “Consideraciones sobre la fábrica textil La Constancia Mexicana” de Jesús Barbosa Ramírez, así como la “Reseña biográfica del coronel Estevan de Antuñano. Iniciador de la industria textil en Puebla” que escribe Martha Porras de Hidalgo, quien también recrea la constitución de la Asociación de Arte y Cultura de la ciudad por dicho fundador, así como un “Día guadalupano”, y un poema. La preparación de esta gran fiesta anual recuerda en “Una decisión acertada” y de forma dramatizada Reynaldo Carballido, así como la historia de un niño violinista.

Asimismo la escritora y poeta Alicia Flores recrea bellamente diversas historias como “Días de bautizo”, “Flor de algodón” sobre el recorrido de una paca de de este planta desde los campos de Veracruz hasta adornar un vestido de novia, “Cuando menos una gracia” sobre un niño sordo, o “Esteban y Constanza” sobre el destino funestos de dos parejas de enamorados. María Alejandra Domínguez Sánchez en “Las Ánimas de la Constancia” recuerda algunos fantasmas que andan por ahí y en “Un príncipe inconsciente” una boda convenida por el padre. En fin, historia, novela, cuento, tragedia, drama y poesía se reúnen en estas páginas que dejan viva constancia de algunos de los episodios vividos en La Constancia Mexicana de Puebla.

©Joan B. Fort Olivella
Atlixco, 25 de febrero de 2013

viernes, 15 de febrero de 2013

Amor inmenso

Quiero decírtelo: Sí.         
Me enamoré de ti,
de tus ojos marrones,
de tu tez morena,
de tu bella sonrisa,
de tus pechos pequeños
y tu Fe sincera,
de tu constancia incisa,
de tu forma de amar
y tu gracia al bailar.

Al estar junto a ti
otras cosas ya vi
no tan deseadas
que me han enojado.
Por eso a veces
el amor que te he dado
no ha estado a la altura
del que tú deseabas,
sobre todo en versos
o simples palabras.

He hecho un gran esfuerzo
y también algún almuerzo
y muchos pequeños actos
por amarte de verdad
a ti y a toda tu familia
y también a tu ciudad.
Te he dado mucho tiempo
y un silencio que también amo,
pero que a veces te parece
eterno estando a mi lado.

Si acaso no he logrado
amarte enteramente
es porque otros amores
mi tiempo han ocupado
durante parte del día
y de la noche también.
El amor por mi país
y los seres que lo habitan,
especialmente algunos
que por mi mente transitan.

Porque el amor es tan inmenso
que no cabe en un solo cuerpo,
necesita expandirse
y encontrar en cada sitio
algo bello que dejar
y hasta a veces asirse.
Para después encontrar
sus huellas y sus lamentos
y hacer nuevos intentos
de no ofender al amar.

©Joan B. Fort Olivella
Atlixco, 14 de febrero de 2013

miércoles, 13 de febrero de 2013

Los Gozos y Lamentos de Javier Duhart

Es propio del ser humano compartir sus pensamientos, sentimientos y emociones con palabras, a veces llenas de pasión y de recuerdos, y otras de rencor y sufrimiento. Pero cuando se hace con la sensibilidad y sensualidad que transmite Javier Duhart en toda su creación literaria, sale una obra de arte que es obligado a su vez compartir y recordar a los demás, porque uno se identifica y se enriquece con ella.

Este es el caso de su primer poemario, titulado finalmente y acertadamente Dosis de Gozos y Lamentos, publicado por una editorial pequeña pero distinguida como Fridaura,  que dirige el también poeta Jorge Contreras Herrera, quien en el prólogo valora justamente y que acabé de leer la otra noche mientras no podía conciliar el sueño, pero que ya había ido degustando de su boca desde que nos conocimos y nos brindó su amistad, y en dos entregas previas impresas que al final se han depurado en ésta, para ofrecernos una imagen pulcra y veraz de su trayectoria amorosa hacia las mujeres que han marcado su vida y que han alcanzado altos vuelos con Yola.

También muestra su amor hacia sus países ancestrales y nativo, que conoce en profundidad como ha demostrado en sus 6 novelas publicadas, la última de las cuales, titulada El Estudio también nos regaló y me muero de ganas por leer en cuanto tanto mensaje y turbulencia política me deje algo de tiempo. Porque en él me ha compartido muchos de estos poemas cuando aún estaban en la computadora.

“Silencio”, “Afortunados”, “Cruel”, “Fantasmas”, “País herido”, “Soledad”, “Amor es la copa divina” o “Desnudarse” son algunos de los poemas que con su sólo nombre y contenido nos llenan los sentidos, la cabeza y el corazón con su sinceridad y plenitud.

©Joan B. Fort Olivella
Atlixco, 12 de febrero de 2012